Una ruta que te hace " subir de nivel" (nivel 2 en palabras de Arsenio)
Participantes Arsenio Paco Catena, Enrique, Pablo (al principio hasta buscar la subida del doctor) y un sufridor (Jose Aragón).
Quedamos para desayunar en la Bola a las 8.30 y todo cerrado, empezamos mal. Tras conseguir desayunar en el paseo, por fin algo abierto, salimos a las 9 para subir por el basurero y dejarnos caer por el tractor al camino del río Verde; al final en los altos de Cotobro, encontramos a Pablo que ya viene de darse una paliza, con su flamante 29 y se decide entrar por Almuñécar.
Rambla, cancela, las bicis a peso y comienza la “traca” para buscar la subida del doctor. Rompepiernas unos kilómetros y un tentempié antes de acometer la célebre cuesta del doctor.
Acopio de agua al comienzo y ¡hala ! a subir y subir y más subir y más... Gracias Enrique por hacerme de liebre en la interminable subida. Coronamos y ahora bajar hasta llegar a la poza tan comentada del río.
¡No será para tanto! pienso mientras bajamos pero…: qué delicia de paraje, qué fresquito hace y qué MAGNÍFICO Y REPARADOR BAÑO, nos damos con los meybas al uso para la poza; esto es: en pelotas. Absolutamente recomendable para quien no la haya probado, la poza y hacerlo en bolas.
Vuelta a las bicis y nuevo tramo rompepiernas hasta llegar al palacete de Cázulas y buscar el curso del río evitando los "peajes". Tras varios intentos fallidos, consigo vadear el río en múltiples ocasiones sin mojarme.
El resto como verdaderos profesionales nunca se mojan. Alguno es capaz de hacer un video vadeando. ¿Cómo lo logran? Bajamos hasta salir a la carretera de la cabra por debajo de Otívar y enchufados para Almuñécar; ya pica el estómago.
Algunos se suman a la celebración algo tardía de San Pablo en Calabajío y el resto (o sea yo) a subir Cotobro (a estas alturas me parece el Alpe D´Huez) y p´a la Herradura.(tenia un compromiso previo y no pude quedarme a la invitación de Pablo.
Resumen: Cinco horas de ruta baños incluidos, absolutamente recomendables incluso para gente menos puesta (mi caso) aunque imprescindible sufridora. Gracias a los tres por invitarme y especialmente a Enrique por esperarme y animarme en los momentos críticos (puñetera cuesta del doctor)
Sábado 22 de junio de
2013, con el verano recién estrenado, pero con temperaturas
anormalmente suaves, nos disponemos a atacar el objetivo: Nacimiento
del Fardes. Después de mi intento frustrado del día anterior,
vuelvo a intentarlo hoy: sólo el Sr Catena (100% sobreentrenado) se
atreve con mi ritmo infernal.
Salimos a las 13 h, sin
prisa pero sin pausa, caminito de
la Sierra de Huétor, vía Fargue. Son kilómetros de ascenso
penoso por el asfalto, hasta desembocar en el camino que nos conduce
a Víznar. Reponemos agua para no parar ya hasta Prado Negro. Así
que pedaleamos de nuevo hasta perder el asfalto, rodar por Alfaguara,
acercándonos un poco más a la meta. Disfrutar de las vistas de
estas sierras o de Granada son siempre un aliciente y un premio a las
horas de subida, de calor y del hambre que empieza a picar. Pero aún
tendría que pasar un rato largo de rodaje para alcanzar la comida.
Por supuesto, durante todo este tiempo, el Sr Catena no pierde el
aliento ni el resuello, no se despeina y jamás jadea mientras habla:
porque tiene la capacidad de hablar y pedalear infatigablemente
mientras yo tengo dificultades hasta para pestañear.
Procuro que no
se me note y le dejo en su monólogo, tratando en balde de
convertirlo en diálogo. También es conocedor de tooodo tipo de
carriles, veredas, sendas... "todos los caminos conducen a Roma"
y yo diría que "todas las rutas las conoce Catena".
No obstante, siempre es
interesante escucharle (cuando no pierdo hasta el oído por el
esfuerzo), porque me cuenta historias como la de Dña. Berta
Wilhelmi, cuyo pilar fue ubicado en uno de los costados de la
Delegación de Educación. Me habló de esta mujer valiente cuando
pásabamos cerca del Sanatorio de tuberculosos.
También las leyendas
que corren en relación a este lugar, ya que cada cual le dé la
credibilidad que crea conveniente... En cualquier caso, me fascinan
las historias de personajes que fueron capaces de ir contra
corriente, en circunstancias poco favorables, y aún así logran
proezas que incluso hoy día me parecerían casi imposibles de
intentar siquiera. Me recordó, salvando las distancias, a Elisabeth
Eidenbenz (aunque esta última lo tuviera infinitamente más crudo).
Pero prosigamos con el
bicicleteo que es a
lo que hemos venido.
Llegamos por fin a Prado
Negro, donde, lejos de hacer una comida ligera, una cosa frugal o
adecuada al trabajo aeróbico, nos merendamos una bandeja de cordero
al horno como está mandado: cervezas varias y un par de chupitos
que, para los que no estamos acostumbrados al bebercio, no es
fácil manejar el manillar justo después...
En seguida bajamos a la
cascada, un rincón precioso que jamás
hubiese ubicado allí,
proveniente del Fardes.
Con más pena que gloria
(por aquello del alcohol) alcanzamos el nacimiento del río. Toda la
vida tan cerca de mi río Alhama, afluente del mismo, y jamás me
planteé de dónde venía. Creo que por eso me picó tanto la
curiosidad cuando lo oí mencionar.
Acequia a un lado y río al otro, Seguimos el camino de la primera: zarzas, pinchos, camino casi inexistente o desaparecido del todo por derrumbe, cascadita fresquita bajo la que pasar, bici al lado, al hombro, al costado, de pie, al trote, al galope... todo un sin fin de modalidades de cómo transportar una bici, hecho que nos retrasó bastante, pero que mereció la pena... a pesar de que me dejó las piernas como las de un cristo sangrante que además se acaba de pelear con un gato.
Finalmente salimos al
camino que nos trajo hasta allí, para después bajar por Alfaguara,
de nuevo Víznar y de allí a Granada. Una ruta altamente
recomendable, al ladito de la ciudad y al alcance de tod@s.
Hoy domingo 16 de junio de 2013, hemos quedado para realizar un salida épica,
los lavaderos de la reina.
Hemos quedado a las 7;30 el primer grupo, Pablo, Catena, Paco, Gabi y yo(Pepe) en Flamboyant. En el camino a Cenes de la Vega, se ha unido Juan
y Joaquin, en Cenes Antonio, y de camino a Guejar hemos cazado a Vicente, que a
salido por delante, juntando un grupo de 9.
Hemos desayunado en Guejar, los que
estaban en ayunas, y hemos emprendido la subida. Cuando hemos bajado hacia el Molino del Coto, y vuelto a subir, Joaquin nos ha llevado por un nuevo camino,
que empieza justo al terminal el asfalto. Este camino, que en principio era más suave, baja hasta el Río Maitena., para luego subir sin descanso de los 1500
hasta los 2500 de los Lavaderos.
La dura subida y la falta de fuentes, nos ha hecho sufrir más de la cuenta, siendo Juan, Gabi y Paco los primeros en coronal,
hasta llegar al empalme del camino que lleva a los lavaderos, donde hemos hecho
acopio de agua en la misma Acequia de Papeles, para subir primero al Refugio de Peña Partida y de ahí hasta las fuentes altas, donde la nieve nos ha
forzado mas de una vez a bajarnos de las bicis por los neveros.
El viento se ha
encargado de hacer más dura la subida. Una vez coronado hemos bajado por la
nieve hasta la Laguna de Cobatillas, donde Joaquin se ha dado un buen baño, aún estando el
agua a menos de 12º.
Una vez descansado hemos realizado la bajada por el
lateral, un largo sendero de más de 6 km donde Catena y Vicente, dando muestra de su
maestría trialera, han ido los primeros. Una vez llegados a la cadena empezamos la larga bajada hasta Guejar, subiendo la ultima cuestas desde el Molino de Coto con más de 38º de calor
insoportable.
A Guejar hemos llegado sobre las 15:15, una vez repuesto agua,
hemos bajado hasta Pinos Genil, después de mas de 8 horas para tomarnos unas
birras, con sus tapas, y de ahí hasta Granada, llegando a nuestras casas sobre
las 16:30.
Día 01 de Junio de 2013 06:00 de la mañana, suena el despertador, el día promete aunque cuesta abrir los ojos. Ya tengo todo preparado en el coche, recojo a mi compañero de fatigas, Nicolás y hacia la Alpujarra, concretamente hacia Laroles, un pequeño pueblo situado a 15 Km del Puerto de La Ragua en la frontera con la Alpujarra Almeriense.
Laroles, cabeza oficial del Ayuntamiento de Nevada, destaca por sus castaños. Es de destacar su centenaria fuente cantarina. En la parte superior del pilar, colocado en 1681, hay adosada una Virgen Inmaculada de mármol y en la inferior un angelillo prometiendo que “Con un Ave María se ganan 10 días de indulgencia”. El motivo de este viaje es la inauguración del primer centro BTT en Granada (BTT Nevada). El centro consta de 9 ruta de muy distintos niveles.
A las 09:00 de la mañana llegamos a la gasolinera de Laroles que era el punto de partida. Por casualidad aparca a nuestro lado un coche con 3 bikers (Vicente, Paco y Mariano), a los que no conocíamos, que habían llegado allí gracias a que una mujer visitó un día la tienda de Vicente y le habló de la ruta, por curiosidades de la vida, yo estoy casado con esa mujer.
Allí nos esperaba un autobús para subirnos al puerto de La Ragua y un camión para llevar las bicicletas. Éramos unos 25 bikers dispuestos a pasar un buen día. Inicialmente la idea era realizar dos rutas cortas y fáciles cercanas al puerto (rutas 6 y 7) y posteriormente realizar parte de la ruta 2 que nos llevaría de vuelta a Laroles.
Pero las cosas no siempre pasan como se planean y en este caso iba a ser así,
afortunadamente, por que fue mucho mejor de lo que nos habíamos
imaginado.
Tras realizar las dos pequeñas rutas (unos 14 Km y 150 metros
de desnivel) que nos sirven de calentamiento, Paco, Vicente, Mariano, Nicolás y
Yo decidimos cambiar los planes y en lugar de bajar a Laroles por la parte fácil
vamos a seguir el camino de la ruta 9, llamada "La Extrema". El nombre acojona, pero quien no se arriesga no gana. Iniciamos la "bajada", con una subida por pista que nos lleva desde los 2.000 metros del Puerto de La Ragua hasta casi los 2.300 metros. Vistas impresionantes de las cumbres, los bosques de pinos y al fondo el mar.
Seguimos en rápido descenso por una pista hasta que paramos a comer algo. Impresionante el bocadillo de jureles que se preparó Paco. Por cierto todavía no sé como metió Mariano ese pedazo de barra de pan en la mochila.
Terminamos de comer y empieza lo divertido. Nos salimos del camino programado en el track y cogemos el sendero Sulayr, inicialmente muy distraído y fácil de transitar, pero llega el descenso de verdad con descensos bastante empinados donde empiezo a darme cuenta de que todavía me queda mucho por aprender del enduro. No se me ocurrió otra cosa que lanzarme hacia el descenso con el sillín en todo lo alto y cuerpo echado hacia adelante, obviamente el resultado fue que la bici fue por un lado y yo di una voltereta en el suelo, que afortunadamente se saldó con unos pequeños rasguños. A partir de ese momento bajé el sillín y fui haciendo caso de los consejos que me daban lo que mejoró el desarrollo de la ruta, para mí.
Llegamos a la carretera y un poco más adelante enlazamos con el inicio de la parte interesante de la ruta 9, sendero estrecho, muchas rocas, descensos rápidos, barrancos impresionantes que no te dejaban despistarte ni un momento, zonas donde teníamos que echarnos la bici a cuestas, en resumen diversión a tope. He de reconocer que fue impresionante ver como se manejaban mis compañeros de ruta por esas rocas, esos descensos,.... alucinante.
Mención especial para ese puente de piedra con una inclinación lateral bastante pronunciada (más que la torre de Pisa" y al que le habían puesto dos maderos "para evitar que se cayese", curioso el método. Llegados a este punto el cansancio empezaba a hacer mella y la hora (s/ las 16:00). Ya parecía que había terminado los más duro, y así era en cuanto a la parte técnica, pero todavía quedaba subir otros 400 metros de desnivel que nos llevaron hasta la carretera que desciende hacia Laroles.
Afortunadamente el descenso final hacia el pueblo se hacía por otro sendero, menos complicado que los anteriores, pero igualmente divertido. Finalmente llegamos a la gasolinera de Laroles sobre las 18:00 horas tras haber hecho unos 50 Km y superar casi 1.000 metros de desnivel y muchas dificultades técnicas, en "dos palabras" impresio-nante.
El remate final se llevó a cabo en el bar de la gasolinera con unas cervezas fresquitas y varias raciones, conejo y solomillo al ajillo, entrecot y migas con morcilla y chorizos, todo muy sano y sin colesterol. Por cierto, la terraza del bar es estupenda con unas vistas de todo el valle incluso se llega a ver el mar, y en días en los que está despejado se pueden ver las montañas de África.
Muchas gracias a Paco, Vicente, Mariano y Nicolás por este magnífico día de ciclismo de montaña y de compañerismo, y gracias a Paco por dejarme escribir en el Blog.