Algunos escaloncitos para amenizar la tarde y pasado el cementerio árabe desvío por la senda del puentecillo de madera hasta la cadena del cortafuegos del llano. De ahí iniciamos la subida por la pista y de momento nos dejamos caer al canal de los franceses, que dicho sea de paso le están saliendo unos agujeros bastante majos. Casi al final del canal atacamos al llano por la senda jodida y estrecha que tiene dos curvas imposibles al principio y un montón de vierteaguas en todo su recorrido. Ahí ya me di cuenta de que hoy no iba a ser mi día, y que iba a ir sufriendo de lo lindo con la panda de ralylleros que me había juntado. Una vez en la pista que circunda al llano por su parte sur decidimos llegar hasta el mirador del sol, más que nada por hacer cima. Desde ahí bajada vertiginosa hacia la barrera por la senda que baja paralela a la pista de los charcos que parecen piscinas... y paramos a tomar aire.
La tarde se estaba portando y nos obsequiaba con un tiempo que prometía agua pero que de momento se estaba aguantando, eso sí, fresquito hacia del bueno. Bajada hacia cenes por sendas casi inexploradas por menda hasta dar con la senda que cogíamos cuando los tiempos de la ‘limite’, hasta la ermita. Cuando ya creía que la salida estaba llegando a su fin,
Nuestro querido coronel me tenía preparada una sorpresita encantadora, subida al collado del contadero por el laberinto de sendas entre pinares que hay frente a la gasolinera del Asadero, por cierto, aviso para navegantes, en dicha gasolinera te cobran un euro por meterle aire a las ruedas… en fin, menos mal que el terreno no estaba muy espeso, pero aun así la cosa no tenia desperdicio. Cuando ya creía que la cosa se quedaba ahí, y echaba de menos mi lapierre con todo mi corazón, todavía nos quedaba la guinda a nuestro delicioso pastel, iniciar la subida por el camino de los neveros… menos mal que a cosa de 1 Kilometrillo de nada tomamos un desvío a la derecha, y después de sortear una cancela en medio del camino empezamos a dejarnos caer, hacia las excavaciones arqueológicas de la Encina, entre Monachil y Huetor Vega, yacimientos según parece que datan del Neolítico. Seguro que en aquel tiempo ni se les pasaba por la cabeza que les harían una visita 4 jinetes del mountanbike.
Llegamos a Huetor Vega por el restaurante Monte Vélez y ahí si, por fin nos dejamos caer hasta Granada para acabar en el Nuevo Gran Kiki, donde nos esperaba un cubo con 8 alhambras ‘especial’, de las que dimos cumplida cuenta con sus correspondientes tapas que además de buenísimas me sabieron a gloria. Menos mal que una vocecilla interior nos recomendó que no nos tomáramos la penúltima y volviéramos con nuestros briosos corceles a nuestras casas, pues poco después cayó un chaparrón que a buen seguro hubiera deslucido el perfecto final que tuvo nuestra salida.
Comentado por Paquillo "Zape"