Loma Púa. Fin de mayo 2012.

Tenía esto todos los tintes, papeletas e ingredientes para que quisieramos ir muchos y al final fuesen pocos. Temprano, lejos, informales los que dijeron que si, en fin, lo que podía denominarse un auténtico "Lozano Ruiz" pero hecho por todos. Pero he aquí, dioses del Olimpo, alineados, adiestrados y enseñados, que dijeron SI, vamos, y allí nos encontramos, 8 de la mañana, como siempre, en los buñuelos (el Molinillas de Lanjarón) pertrechados para la aventura (café cuasi sólido, buñuelo aceitoso frito y sueño, muchos sueño).

Desde aquí vamos a por el nene (JoseIllescas) que viene desde Vélez Benaudalla, y "arrejuntar" bicis (las de cerro) y tirar para arriba con los coches patera hasta el final del asfalto.  

Aquí, cada cual tira de lo suyo, y para arriba, hasta llegar al desvio de la vereda que va cerca de la acequia baja y tirar hasta el cortijo de las tomas de las acequias. Tramo conocido, pero no por ello deja de sorprender, gustar y hacerse disfrutar, aunque realmente los que van delante pierden parte del espectáculo que es ver a los ciclistas a lo lejos (muy a lo lejos) atravesando a 2200 metros de altura los barrancos de nuestra sierra nevada. Llegamos por un tramo menos gustoso hasta el barranco de rio seco y de ahí al rio veleta, desde donde tras una leve y empinada subida vamos hacia abajo y al poco nos encontramos en la cámara de carga de la cebadilla habiendo atravesado la acequia del sabinar, encontrándonos tramos donde hay que portear la bici a una mano y cogerse al cable de vida a la otra.

 A partir de aquí, pequeño trozo de pista, descenso de 200 metros en otros 200 (el culillo se lo rasparon alguno en la rueda trasera y otros hicimos más de un trozo con pie a tierra que siempre es un buen seguro -yo no creo eso de esto se baja mejor montado-) hasta el cruce del barranco de "peñon colorao" y posterior bajada hasta las casas de la cebadilla, tramo interesante desde luego. Ya enfilados, con hambre, calor, sed, y cansancio, nos dirigimos por el sendero de llegada a capileira, no sin antes tener que portear un poquito las bicis para remontar del río poqueira hasta el camino de capileira. Al final, Jose nos lleva a sus dominios (si, también domina los culinarios) y damos cuenta de todo aquello que nos ponen de por medio. Los más fuertes van a por los coches (como debe ser), eso si, subidos en cuatro ruedas.

Como comentario de final de ruta, son de esas buenas rutas, serranas, con compañia aventura (alguno estaba entrenando para el camino de Santiago), frases interesantes (pregunta: Oli, ¿estás entrenando para el camino de Santiago? ¿te compro una concha de vieira?, como siempre vas andando, ..., respuesta: la ocncha de tu madre --- esto es saber idiomas), momentos zen (Javier, te has cargado el cuadro de mi bici, ..., acojone, puff, al final solo es la patilla, el cambio, la rueda, estropicios diversos...), moementos menos zen (Vicente tirando de la santisima cruz, cuando todo el mundo lleva litevilles que el vende pero no puede catar), y en fin, MOMENTOS.

Loma Púa. Fin de mayo 2012

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Y como reflexión, como diría José Luis Sampedro, que escribe de cojones (no quiero ni pensar si este hombre hubiese disfrutado del monte como nosotros lo que podría escribir, sería premio nobel varios años seguidos), ¿para qué vivir?, es una buena pregunta y mi respuesta es vivir para hacerse, pues hacerse es vivirse y no sólo estar vivo ni, menos aún, vegetar. Pero aún importa más otra pregunta: ¿para quién vivir? pues ni se hace uno solo ni se vive a solas Abrazos mil compañeros.